Películas para elegir destino (parte I)

¿No sabes dónde ir de vacaciones este verano? El mundo está a tus pies, pero si quieres que sea una experiencia de cine, te proponemos unos destinos que merecen ser visitados al menos una vez en la vida. Los descubrimos en la gran pantalla; ahora es el momento de verlos de cerca.

ROMA (ITALIA). Vacaciones en Roma (1953). Es un clásico entre los clásicos, ya. Pero quién no ha querido ser la princesa Ann (Audrey Hepburn), en plena cita con el periodista Joe Bradley (Gregory Peck). Paradas obligatorias: La Bocca della verità y la escalinata de la Plaza de España.

OAHU (HAWAII). De aquí a la eternidad (1953). Vaya besazo que se marcan los actores Burt Lancaster y Deborah Kerr en la costa de la isla de Oahu, Hawaii. Coge el bikini (o no) y recrea la escena del morreo más sexy de la historia del cine. Parada obligatoria: la playa de Halona Cove.

GLENCOE (ESCOCIA). Harry Potter y la piedra filosofal (2001). Obviamente, primero tendrás que pisar Londres y dirigirte a la estación de tren de King’s Cross y buscar el andén 9 ¾. Súbete en raíles hacia Hogwarts y descubre el impresionante paisaje escocés donde vive el amigo gigante de Harry, Rubeus Hagrid. Paradas obligatorias: King’s Cross, los parajes de Glencoe y el viaducto de Glenfinnan.

MONTE-CARLO (MÓNACO). Goldeneye (1995). Cochazos, apuestas indecentes y, cómo no, 007 k.a. Pierce Brosnan en su Aston Martin DB5. Ponte un esmoquin y juégalo todo en el casino más famoso del mundo. Parada obligatoria: el casino de Monte-Carlo.

SALZBURGO (AUSTRIA). Sonrisas y lágrimas (1965). No hace falta que te vistas con telas de cortina, pero los prados de esta pequeña localidad austriaca te darán ganas de cantar y abrir los brazos al estilo de Sor María (Julie Andrews). Paradas obligatorias: el parque Mirabell y la Fuente Residenz. 

MACHU PICCHU (PERÚ). Diarios de una motocicleta (2004). Lo hagas a pie o en tren, tu paso por las ruinas de la antigua ciudad inca será un gran homenaje al joven Che Guevara (Gael García Bernal), quien viajó por aquí en moto y donde se forjó la base de su conciencia social. Parada obligatoria: el valle de Machu Picchu.

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